Pero tres investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison se han propuesto demostrarnos lo contrario. Parece una idea sacada de alguna película de ciencia-ficción, pero sus creadores aseguran que eso es todo el ‘hardware’ necesario para realizar una labor básica de reconocimiento de imágenes. «Esto es completamente diferente al método típico para lograr visión artificial. Podríamos usar el vidrio como un candado biométrico, sintonizado para reconocer el rostro de una única persona.

Una vez construido, duraría indefinidamente y sin necesidad de electricidad o de Internet, lo que significa que podríamos mantener algo seguro incluso después de miles de años».

Reconocimiento de cifras

El secreto reside en pequeñas burbujas e impurezas de distintos tamaños y formas, estratégicamente situadas dentro del vidrio para distorsionar la luz entrante, dirigiéndola de un modo muy concreto, hasta concentrarla en un punto específico del extremo contrario que actuaría como indicador. En el ejemplo expuesto por los investigadores, la lente contaba con 9 indicadores que se se correspondían con cada uno de los dígitos del 1 al 9. Al ser la distorsión de la luz diferente en cada caso, sólo se iluminaba el indicador vinculado al dígito en cuestión. En palabras de Ming Yuan, profesor en Columbia y colaborador externo de la investigación, «el verdadero poder de esta tecnología radica en su capacidad para manejar las tareas de clasificación muy complejas, en tiempo real y sin ningún consumo de energía.

Estas tareas resultarán ser la clave para entrenar a los coches sin conductor a reconocer una señal de tráfico, por ejemplo».